Aprender en la sociedad del conocimiento
Durante mucho tiempo se consideró que aprender era memorizar información. ¿Te tocó tener que memorizar las fechas de sucesos históricos y los nombres de personajes, sin preocuparte de cuál fue el efecto de éstos en los procesos sociales? A través de diversos estudios realizados se ha podido modificar dicho enfoque de aprendizaje y hoy en día es comúnmente aceptado que “aprender es comprender, entender los contenidos que se pretenden conocer”, de tal manera que la información que se apropie tenga un sentido para las personas, o sea “significativa” (que represente algo en su vida).
Establecer claramente la diferencia entre información y conocimiento te ayudará a distinguir la capacidad que desarrolla el ser humano para aprender y modificar su postura ante un tema, su comportamiento o la forma de realizar una tarea. Comencemos con esta distinción:
- Mientras la información se transmite, el conocimiento se construye mediante un proceso personal interno, desarrollándose en función de las características de cada individuo.
- La información es accesible para cualquier receptor; sin embargo el conocimiento requiere que el receptor posea habilidades, destrezas y actitudes que le permitan acceder a él, con la intensión de brindar un aprendizaje integral.
- La información, por sí sola no contribuye a la modernización social. El conocimiento sí contribuye, debido a que se propaga mediante una comunicación sólida, y dota al individuo de un bagaje de contenidos que le permiten alcanzar satisfacciones personales, académicas, profesionales y económicas.
No importa la cantidad de información que tengas o manejes, sino “qué haces o construyes con esa información”, y “cómo puedes construir con otros” una visión del mundo nueva e integral.
En palabras del especialista Sergio Tobón (2010): Del conocimiento a la sociedad del conocimiento… implica que la educación debe contextualizar el saber en lo local, lo regional y lo internacional, preparando a los docentes, estudiantes y administrativos para ir más allá de la simple asimilación de conocimientos y pasar a una dinámica de búsqueda, selección, comprensión, sistematización, crítica, creación, aplicación y transferencia.
Estilos de aprendizaje
Una de las armas más poderosas con la que cuentas es entender de forma clara el proceso por el cual aprendes. ¿Has notado que algunas personas pueden recordar con todo detalle la conversación que sostuvieron con una amistad una semana antes, pero no recuerdan la información que acaban de leer? Existen personas que con sólo observar cómo se maneja un aparato lo pueden operar, y otras a quienes se les facilita más la tarea si observan un diagrama. Cada uno de nosotros tenemos preferencia por una metodología para aprender, de ahí que algunos autores hablen de estilos de aprendizaje.
María Teresa Serafini menciona que no todas las personas aprendemos de la misma
manera; existen personas que son lectores implacables de libros, artículos o revistas, o
bien, personas que aprenden al establecer conversaciones con amigos o conocidos, y
personas que no logran concentrase si no se encuentran en un lugar silencioso y sentadas
en un escritorio o mesa de trabajo y otras tantas que les resulta más agradable y eficaz
estudiar con música y acostados en el suelo. En fin, existe una gran gama de variables
individuales que permiten que las personas aprendan. Es por eso que, a través de diversos
estudios, se ha podido establecer que cada persona tiene un estilo de aprendizaje que le
hace rendir más. El psicólogo Richard Bandler y el lingüista John Thomas Grinder (…) mencionan que existen tres estilos de aprendizaje y que no hay mejores o peores estilos, simplemente son más eficaces uno que otro dependiendo de lo que se pretende aprender y las características de cada persona.
Inteligencias múltiples
Otro aspecto a destacar en el aprendizaje es el manejo de las inteligencias, es decir, de las distintas capacidades del ser humano para comprender su entorno. La inteligencia puede ser definida como la capacidad de ordenar los pensamientos y coordinarlos con las acciones. Las personas poseen capacidades diferentes, poseen también diferentes modos de comprender la realidad, y por lo tanto, distintas inteligencias. Howard Gardner describe que los seres humanos contamos con ocho inteligencias, aunque nadie las presenta en la misma combinación, de tal manera que él dice: “No se debería preguntar: ¿qué tan inteligente eres?, sino, ¿cuál es tu tipo de inteligencia?”.
Según lo que menciona Gardner, ¿ya te preguntaste cómo es tu inteligencia? Para dar respuesta a esta pregunta te presentamos el siguiente cuadro explicativo de cada una de las inteligencias.
Según lo que menciona Gardner, ¿ya te preguntaste cómo es tu inteligencia? Para dar respuesta a esta pregunta te presentamos el siguiente cuadro explicativo de cada una de las inteligencias.
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